Catacamas
Ubicada en el fértil y dilatado valle del río Guayape, en su límite norte se eleva la imponente y exuberante montaña “Piedra Blanca”, de rica biodiversidad y coloridos quetzales, tucanes y variedad de orquídeas, en el Parque Nacional Sierra de Agalta.
El pintoresco municipio de Catacamas, en el Oriene del país, el más productivo y turístico del ubérrimo departamento de Olancho y una de los más hospitalarios y atractivos de Honduras, celebra este domingo 24 de enero el 118 aniversario de ostentar el título de ciudad.
Esta próspera y bella población, de casi 40 mil habitantes y otros 65 mil en su productiva área rural, se sitúa a 210 kms. Vía pavimentada de Tegucigalpa y es también accesible a través del aeropuerto “El Aguacate” y por carretera desde Trujillo, el puerto más cercano.
Ubicada en el fértil y dilatado valle del río Guayape, en su límite norte se eleva la imponente y exuberante montaña “Piedra Blanca”, de rica biodiversidad y coloridos quetzales, tucanes y variedad de orquídeas, en el Parque Nacional Sierra de Agalta.
Otros parajes y sitios interesantes de la “Ciudad Florida”, el soneto del gran poeta Froylán Turcios, son la montaña “El Murmullo”, al oeste, el cerro La Cruz y el grandioso monumento del símbolo del cristianismo, donde se asciende por una escalinata de 567 gradas, la colina El Cuartel y en su cima la Casa de la Cultura, el parque acuático “La Iguana” y el polideportivo “Ramón Díaz López”, el más grande de Honduras.
Desde que trascendió en 1994 el nuevo hallazgo de las “Calaveras Luminosas”, esqueletos recubiertos de calcita, algunos descubiertos en 1961, son de gran relevancia mundial las “Cuevas de Talgua”, a solo seis kms. Al este de la ciudad y visitadas a partir de 1935. En sus cercanías están el Parque Arqueológico y el “Lake View Talgua”, para el deporte acuático.
Muy importantes son la Universidad Nacional de Agricultura (UNA), fundada en 1952 a iniciativa del escritor catacamense don Vicente Alemán p., la Escuela “El Sembrador”, la cueva “Hato Viejo” en el sector de la aldea de Río Tinto, las acogedoras aldeas y caseríos y numerosos ríos como Talgua, Río Tinto y principalmente el Guayape, famoso por sus auríferas arenas, que con el Guayambre forman en el sitio “Los Encuentros” el caudaloso Patuca, el más grande de Honduras.
Sus atractivos naturales y arqueológicos, la infraestructura local, la visión de los habitantes de invertir en hotelería, restaurantes y centros recreativos, son fundamentales para que Catacamas haya sido incluida en 2011 en el Plan Nacional de Turismo.
Junto a los vecinos municipios de Santa María del Real y Dulce Nombre de Culmí, Catacamas conforma la “Ruta Kao-Kamasá”, nombre en pech de la legendaria “Ciudad Blanca”, el trayecto más utilizado para visitar la maravillosa Biosfera del Río Plátano, Patrimonio de la Humanidad.
Con una extensión de 7,238.5 kms. cuadrados, es Catacamas el municipio más grande de Honduras y de Centroamérica, a pesar de su reducción territorial al crearse el 30 de junio de 1898 la jurisdicción de Culmí, de 2,950 kms. cuadrados. Su tamaño equivale a casi la tercera parte de Olancho, que mide 24,350.9, también disminuido al separarle el Distrito de Danlí el 18 de mayo de 1869 para fundar el departamento de El Paraíso.
La amplitud de esta región ha sido espacio fecundo de sus laboriosos habitantes para que Catacamas alcance la notoriedad de tercera ganadería de Honduras -posee una de las dos grandes exportadoras de carnes y más de 40 empresas de lácteos de alta calidad por la riqueza de las tierras y de los pastos naturales-, primer abastecedor de maíz y frijoles del país y productor de arroz, café, cacao, fruta y caña de azúcar.
Dividida Honduras en la antigüedad en las dos grandes regiones culturales “Maia” y “Paia”, la maya de occidente y pech de centro-oriente, reconocidas por Cristóbal Colón en 1502, Catacamas es parte de la segunda zona que abarcaba Islas de la Bahía, Colón, Gracias a Dios y Olancho.
En sus investigaciones, la connotada antropóloga franco-norteamericana Anne Chapman estableció que las razas del centro-oriente, pech, tolupanes, tawahkas y misquitos, practicaron hace cinco mil años “la cultura de la selva”, sin agricultura.
Los pech evolucionaron con su “Cultura de la Yuca” y fundaron el poblado de Catacamas, regido por caciques, a quienes sepultaban en el Centro Ceremonial de Talgua. Sus restos son de la época del patriarca Abraham, hace 4,000 años, de acuerdo al científico estadounidense, Dr. Jim Brady.
El nombre de Catacamas se origina de los vocablos del idioma pech “en Kata” y “Akamas” equivalentes a “Ahora” u “Hoy” y “Arco” en la traducción del notable lingüista luxemburgués Eduard Conzemius, de visita en la ciudad en 1919. Al pronunciar “en Kata”, explicó, la sílaba “en” es apenas audible y unidos “Kata-akamas” significan “Ahora el arco” expresión que ordenaba el uso de esa arma, en defensa o ataque. También la palabra “Talgua” deriva de esa lengua: “Tauk-ká” en español es “Beber, chupar o tragar” y similar a “río” y “agua”.